27/10/18
En la agonía de las desgracias del día
La fractura del ser se ramifica con cada suspiro
El único bozal para el dolor, es hundir la pena en la almohada
Así que ahí va
Urde su malévolo plan el subconsciente del hombre
Y este se desploma exangüe ante la dicha de la penumbra
Para dormir y caer sin obstáculo alguno que lo retrase
Hacia la espiral fantasmagórica del sueño
Es ahí donde el dolor es indoloro y el amor es eterno
El hombre en su caída se siente sostenido por sus anhelos
Repasa cada instante con escrutinio y sigue cayendo
Y al fondo, el extracto espectral del soñador impacta con el áspero suelo
El punto más bajo del sueño
Aquel que tiene que doler
Que raspa con caricias
Que al final mece y purifica
El hombre esboza una sonrisa
Es feliz
Suena el reloj
Cae el telón
Y despierta el viajero en la triste mañana del otoño
Las ventanas escarchadas
El suelo frío
El cuerpo temblando
Y el corazón hecho cenizas.
A Julio Ortiz se le acaban las lágrimas, se muere de sed, pierde volumen.
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